
Guía completa de tipos de ayuno intermitente (16/8, 5:2, OMAD…): cuál es el mejor para ti
El ayuno intermitente ha pasado de ser una práctica ancestral a convertirse en una estrategia moderna de alimentación con gran respaldo científico. Aunque algunos lo ven como una moda, lo cierto es que hay décadas de investigación que exploran sus efectos en la salud metabólica, la longevidad y la composición corporal. Pero claro, no todos los tipos son iguales ni funcionan para todas las personas.
En estas líneas vamos a repasar las principales modalidades (16/8, 5:2, OMAD y otras variaciones), sus beneficios potenciales, contraindicaciones y ejemplos de rutinas adaptadas a distintos perfiles: desde principiantes que apenas empiezan a experimentar hasta deportistas que buscan rendimiento y un mayor control energético.
¿Qué es el ayuno intermitente?
Antes de lanzarnos a los diferentes modelos, conviene aclarar que el ayuno intermitente no es una dieta en sí misma, sino una estrategia de organización del tiempo de comidas. Se basa en alternar periodos de ingesta con periodos más o menos largos de ayuno. Esta alternancia da tiempo al organismo a activar mecanismos de reparación celular (autofagia), mejorar la sensibilidad a la insulina y optimizar la gestión de la energía.
“La investigadora Valter Longo, profesora en la University of Southern California, afirma que algunas formas de ayuno podrían tener un papel clave en la prevención del envejecimiento prematuro.”
Principales tipos de ayuno intermitente
Vamos a desglosar las modalidades más populares con sus características:
| Tipo | Descripción | Ideal para |
|---|---|---|
| 16/8 | 16 horas de ayuno, 8 horas para comer. | Principiantes, personas con rutinas laborales estables. |
| 5:2 | Comer normal 5 días y reducir calorías a 500-600 en 2 días. | Quienes disfrutan de flexibilidad semanal. |
| OMAD (One Meal a Day) | Una sola comida completa al día. | Avanzados, personas con experiencia o bajo supervisión. |
| Ayunos alternos | Un día de ayuno, otro de alimentación regular. | Perfiles que buscan retos y mayor pérdida de peso. |
Beneficios comunes del ayuno intermitente
Las evidencias disponibles, como las publicadas en New England Journal of Medicine, señalan una variedad de mejoras:
- Reducción de grasa corporal al favorecer un déficit calórico.
- Mejor sensibilidad a la insulina, especialmente en personas con riesgo de diabetes tipo 2.
- Mayor claridad mental, gracias a la estabilidad en los niveles de glucosa.
- Aumento de procesos de reparación celular como la autofagia.
- Posible contribución a la longevidad, aunque los resultados en humanos aún se investigan.
Contraindicaciones: ¿quién no debería probarlo?
No todo son beneficios. Como ocurre en cualquier práctica relacionada con la salud, hay límites:
- Personas con trastornos de la conducta alimentaria (anorexia, bulimia).
- Individuos con condiciones médicas como hipoglucemia recurrente.
- Mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
- Personas con medicaciones que afectan a los niveles de glucosa.
En Europa, los nutricionistas clínicos suelen recomendar supervisión médica en cualquier ayuno superior a 24 horas, algo que de hecho refuerza la seguridad de la práctica.
Ejemplos de rutinas según perfil
Vamos a aterrizarlo con ejemplos prácticos, porque la teoría se queda corta sin pautas concretas.
Perfil principiante
Para alguien que desea probar el ayuno intermitente por primera vez, lo recomendable es el modelo 16/8. Esto puede significar cenar a las 20:00 y retrasar el desayuno hasta las 12:00 del día siguiente.
Una persona que conocí en Madrid, con horarios de oficina muy marcados, encontró en esta rutina la manera de perder dos kilos en un mes sin forzarse. Según sus palabras: «ni me di cuenta de que estaba ayunando, simplemente eliminé el desayuno de café con bollería».
Perfil avanzado
Quien lleva un tiempo experimentando puede dar el salto a protocolos como el 5:2 o incluso a OMAD algunos días. Eso sí, aquí entra en juego la calidad de los alimentos consumidos en la ventana de ingesta.
Un pequeño consejo: en mi opinión, el riesgo principal del OMAD es el error humano de concentrar demasiadas calorías poco nutritivas en una sola comida. Por eso siempre sugiero acompañar con proteínas magras, frutas, verduras y grasas saludables.
Perfil deportista
Los atletas de resistencia o quienes entrenan en el gimnasio deben ajustar con cuidado. Por ejemplo, se puede programar la ventana de alimentación justo después del entrenamiento, aprovechando el momento en que el cuerpo está más receptivo a los nutrientes.
En un estudio publicado en Journal of Translational Medicine en 2016 (Antonio Paoli, Universidad de Padua), se observó que quienes entrenaban en ayunas mantenían masa muscular siempre que su ingesta posterior cubriese las proteínas necesarias.

Diferencias clave entre 16/8, 5:2 y OMAD
Si tuviéramos que resumir las diferencias principales, serían las siguientes:
- Duración: El 16/8 es diario y habitual, mientras el 5:2 se concentra en dos días específicos y el OMAD se basa en 23 horas de ayuno con una única ingesta.
- Flexibilidad: El 16/8 es más llevadero para la vida social. El 5:2 permite flexibilidad según la semana y el OMAD es radical, poco adaptable a comidas familiares.
- Nivel de exigencia: Claramente, el OMAD es el más duro y no está indicado para novatos.
Consejos prácticos para integrar el ayuno intermitente
Algunos consejos que pueden facilitar el proceso:
- Hidratarse bien durante el ayuno: agua, infusiones y café sin azúcar.
- Evitar romper el ayuno con alimentos ultraprocesados.
- Introducir ejercicios ligeros como caminar, sobre todo en las horas finales de ayuno.
- Escuchar al cuerpo: si aparecen mareos o fatiga constantes, reevaluar el protocolo.
Opinión personal sobre el futuro del ayuno
En mi opinión, esta es una de las áreas más prometedoras en nutrición y longevidad. Aunque no es una solución mágica, cada vez más médicos europeos lo incorporan en recomendaciones personalizadas. Y lo más curioso es que no solo influye en el peso, sino también en la percepción de energía diaria.
Esto puede sonar exagerado, pero conozco personas que, al practicarlo, aseguran haber reducido el consumo de cafeína porque se sienten más despiertos. Tal vez no sea para todos, pero sí una herramienta flexible a considerar.
Conclusión
El ayuno intermitente es mucho más que una moda: es una estrategia respaldada por ciencia, con beneficios relevantes en salud metabólica y longevidad. Sin embargo, no todos los tipos son adecuados para cualquier perfil. El 16/8 resulta ideal para empezar; el 5:2, para quienes buscan flexibilidad; y el OMAD, para avanzados con experiencia consolidada.
Si decides probarlo, hazlo con consciencia, evaluando tus sensaciones y, siempre que sea posible, bajo la supervisión de un profesional de nutrición. Al final, no se trata de seguir reglas estrictas, sino de encontrar un equilibrio realista para tu estilo de vida y tu bienestar.
¿Tú qué opinas? ¿Te ves probando alguna de estas modalidades en tu vida diaria? Desde aquí, la invitación es simple: experimenta con prudencia y descubre si el ayuno intermitente puede aportarte valor en el camino hacia una vida más larga y llena de energía.
¿Qué es el ayuno intermitente 16/8?
El método 16/8 consiste en ayunar durante 16 horas y concentrar la alimentación en una ventana de 8 horas. Es el tipo más popular por su facilidad de adaptación y beneficios metabólicos.
¿Cómo funciona el ayuno 5:2?
En el ayuno 5:2 se come normalmente durante 5 días y se reduce la ingesta calórica a 500-600 calorías en 2 días no consecutivos de la semana.
¿Qué es el método OMAD?
OMAD (One Meal A Day) consiste en realizar una única comida al día, ayunando las 23 horas restantes. Es uno de los métodos más restrictivos y requiere supervisión médica.
¿Cuáles son los beneficios principales del ayuno intermitente?
Los beneficios incluyen pérdida de peso, mejor sensibilidad a la insulina, autofagia celular, reducción de la inflamación y potencial aumento de la longevidad.
¿Quién no debería practicar ayuno intermitente?
No se recomienda para embarazadas, personas con trastornos alimentarios, diabetes tipo 1, bajo peso o problemas de salud crónicos sin supervisión médica.