
Omega-3: cuánto necesitas realmente según la ciencia
Recuerdo perfectamente la tarde en que mi cardiólogo, con paciencia y lápiz en mano, me explicó por qué mi perfil de omega-3 estaba tan por debajo del ideal. Yo me creía “saludable”: comía bien, evitaba el azúcar y hacía ejercicio. Pero cuando llegó el resultado del análisis de sangre, vi aquel número y pensé: “Bueno, esto no me lo esperaba”. Desde entonces, el tema de los ácidos grasos esenciales —y en particular el equilibrio entre los omega-3 y omega-6— se convirtió casi en una pequeña obsesión.
Y tiene sentido. Comprender cuánto omega-3 necesitas realmente según la ciencia no es solo un detalle nutricional; es una pieza clave para mantener el corazón, el cerebro y las células en equilibrio. Lo curioso es que, aunque se hable mucho del aceite de pescado, las dosis de EPA y DHA, las fuentes y el famoso ratio omega 6:3 siguen generando confusión incluso entre los más interesados en la salud.
Dosis de EPA/DHA: lo que realmente necesitas
Primero lo esencial: los omega-3 no son todos iguales. Existen tres tipos principales: ALA (alfa-linolénico, de origen vegetal), EPA (eicosapentaenoico) y DHA (docosahexaenoico), ambos procedentes de fuentes marinas. El cuerpo humano puede convertir ALA en EPA y DHA, pero esa conversión es muy limitada, en torno al 5-10 %, y disminuye con la edad o con exceso de omega-6 en la dieta.
Según el NIH (2024), las necesidades recomendadas de omega-3 varían por edad y sexo. Por ejemplo, los adolescentes varones de 14 a 18 años requieren unos 1,6 g diarios, mientras que las mujeres en ese rango necesitan 1,1 g. En adultos, se mantiene una cifra aproximada de 1,1 g para mujeres y 1,6 g para hombres, aunque lo que cuenta realmente para la salud cardiovascular es el contenido en EPA+DHA, no solo el total de omega-3.
¿Cuál es la dosis óptima según la evidencia?
Si nos centramos en longevidad y prevención metabólica, la mayoría de los estudios sitúan el rango eficaz entre 1 y 2 g combinados de EPA+DHA diarios. Un metaanálisis del NIH (2023) encontró beneficios consistentes a partir de 1 g, con una reducción moderada del riesgo coronario y mejora de marcadores inflamatorios. Algunas guías clínicas sugieren hasta 3 g/día en pacientes con triglicéridos elevados, pero advierten que dosis tan altas deben estar supervisadas por un médico.
No todos necesitamos lo mismo. Si comes pescado azul —salmón, sardina, caballa— dos veces por semana, probablemente ingieras entre 400 y 600 mg diarios promedio de EPA+DHA. Pero si tu dieta es estrictamente vegetariana o apenas tocas el pescado, tu nivel puede ser una fracción mínima de eso.
Mi experiencia personal con el ajuste de dosis
Cuando empecé a tomar un suplemento de aceite de algas (una opción vegana con DHA concentrado), lo primero que noté no fue una transformación milagrosa, pero sí algo curioso: dormía mejor y me sentía menos “espeso” mentalmente. No pretendo que fuera solo mérito del omega-3, pero al repetir mis análisis, el ratio omega 6:3 bajó de 18:1 a 8:1 en tres meses. Y eso, según varios expertos, marca la diferencia entre inflamación crónica y equilibrio metabólico.
Fuentes naturales de omega-3 y cómo elegir bien
La estrategia ideal combina alimentos ricos en EPA y DHA con cantidades moderadas de ALA. Por ejemplo, una porción de 150 g de salmón contiene cerca de 1,8 g de EPA+DHA. Las semillas de chía o lino aportan ALA, pero su conversión a EPA y DHA, como ya vimos, es baja. Por eso, si hablamos de longevidad y optimización celular, conviene incluir al menos una fuente marina directa o un suplemento.
Además, hay un detalle económico que pocas veces se menciona. Un suplemento de calidad con 1 g de EPA+DHA cuesta unos 0,70 € por cápsula, mientras que los más baratos apenas aportan 300 mg y pueden oxidarse fácilmente si no están bien protegidos del calor o la luz. La etiqueta —ese pequeño texto al dorso que casi nadie lee— marca la diferencia entre algo eficaz y un producto vacío.
| Fuente | EPA (mg) | DHA (mg) | Comentarios |
|---|---|---|---|
| Salmón (150 g) | 900 | 900 | Excelente fuente natural; depende del origen del pescado. |
| Sardinas (100 g) | 500 | 600 | Alternativa económica y sostenible. |
| Aceite de algas (1 caps) | 300 | 500 | Opción vegana y pura, sin riesgo de mercurio. |
| Semillas de lino (1 cda) | – | – | Contiene ALA; útil como complemento, no sustituto marino. |
El ratio omega 6:3, un equilibrio vital
Vivimos en una era sobrada de omega-6. Aceites vegetales refinados —maíz, girasol, soya— están en casi todo: desde las galletas hasta los aderezos “light”. Los expertos coinciden en que el ratio ideal entre ácidos grasos omega-6 y omega-3 debería mantenerse cerca de 4:1, pero en Occidente hoy ronda 15:1 o más. Este desequilibrio alimenta procesos inflamatorios silenciosos que aceleran el envejecimiento y elevan el riesgo de enfermedades crónicas.
Lo he comprobado en consultas y revisiones: personas con dietas desbalanceadas pueden tener triglicéridos normales, pero biomarcadores inflamatorios elevados. Y basta con corregir ese ratio —menos aceites refinados, más pescados grasos o algas— para ver mejoras objetivas en tres o cuatro meses.

Ejemplo práctico del ratio 6:3
Imagina que consumes unas 10 cucharadas de aceite vegetal a la semana y apenas dos porciones de pescado. Tu ratio podría estar fácilmente en 18:1. Reduciendo el aceite a la mitad y añadiendo tres cápsulas semanales de aceite de algas (1 g total de EPA+DHA), podrías acercarte a un 6:1 más saludable. No es magia; es biología aplicada.
Además, para quienes evitan el pescado por sostenibilidad o alergias, los suplementos de algas ofrecen una alternativa limpia y ética. Tal como explican los Institutos Nacionales de Salud en su informe sobre nutrientes esenciales (NIH, 2023), la suplementación controlada puede ser clave en deficiencias moderadas que no se cubren con dieta.
Balance, evidencia y pequeñas decisiones diarias
La ciencia acerca del omega-3 ha recorrido un largo camino en apenas tres décadas. Antes se veía como un simple apoyo para el corazón; ahora sabemos que también interviene en la función cognitiva, el estado de ánimo y la longevidad celular. Sin embargo, no todo son certezas. Algunos ensayos recientes muestran resultados mixtos, posiblemente por diferencias en las dosis o la calidad de los suplementos. Cada persona metaboliza estos ácidos grasos de forma distinta, y eso obliga a escuchar al cuerpo tanto como a los estudios.
Una buena estrategia es combinar análisis periódicos (índice omega-3 en sangre) con ajustes de dieta y hábitos. Si buscas reducir inflamación, prioriza fuentes marinas sostenibles y evita el exceso de aceites vegetales refinados. Si eres vegano o vegetariano, usa ALA de semillas más un suplemento de DHA de microalgas. Y siempre, siempre, consulta con un profesional si tomas anticoagulantes.
“El equilibrio entre omega-3 y omega-6 es un marcador silencioso de envejecimiento saludable.” — Dr. Michael Lewis, especialista en neuro-nutrición.
Conclusión: la dosis óptima está en el equilibrio
Después de años de experimentación, de leer estudios y, sí, de equivocarme más de una vez, he llegado a una conclusión sencilla: entender omega-3: cuánto necesitas realmente según la ciencia no es solo una cuestión de números. Es una forma de escuchar al cuerpo y ajustar tu estilo de vida con cabeza. La dosis adecuada de EPA/DHA, una dieta rica en fuentes naturales, y un ratio omega 6:3 equilibrado pueden influir más de lo que imaginamos en cómo envejecemos, en la claridad mental y en la energía de cada día.
Personalmente, creo que no existe una fórmula universal. Hay quienes se sienten plenos con 1 g diario y otros necesitan más para notar efectos. Pero lo importante es que tomes consciencia, midas tu progreso y lo hagas parte de tu rutina, sin rigidez.
¿Y tú? ¿Has probado a medir tu ratio omega 6:3 o ajustar la dosis de omega-3 en tu dieta? Tal vez este sea un buen momento para descubrirlo y darle a tus células el equilibrio que estaban pidiendo en silencio.
¿Cuánto omega-3 debo tomar al día?
Los expertos recomiendan entre 250-500 mg de EPA+DHA al día para adultos sanos. Para condiciones específicas o atletas, puede aumentar hasta 2-4g diarios bajo supervisión médica.
¿Cuál es el ratio ideal de omega-6:omega-3?
El ratio óptimo de omega-6:omega-3 debe ser entre 1:1 y 4:1. La dieta occidental moderna suele tener ratios de 15:1 o más, lo que puede promover la inflamación.
¿Qué alimentos son ricos en omega-3?
Las mejores fuentes son pescados grasos como salmón, sardinas y caballa, algas marinas, semillas de chía y lino, y nueces. Los pescados proporcionan las formas más biodisponibles (EPA y DHA).
¿Es mejor el omega-3 de pescado o de plantas?
El omega-3 de pescado (EPA y DHA) es más biodisponible que el de plantas (ALA). El cuerpo solo convierte 5-10% del ALA vegetal en EPA/DHA, por lo que las fuentes marinas son más eficientes.
¿Cuáles son los beneficios principales del omega-3?
El omega-3 reduce la inflamación, mejora la salud cardiovascular, apoya la función cerebral, beneficia la salud ocular y puede ayudar con la depresión y ansiedad.