
¿Qué tipo de agua es más saludable: grifo, embotellada o filtrada?
Me lo he preguntado muchas veces, sobre todo desde que empecé a cuidar más la alimentación y los hábitos con los que espero vivir más —y mejor—. Si lo piensas, bebemos agua todos los días, y sin embargo pocos saben realmente qué hay dentro del vaso. Microplásticos, pH, minerales, filtros recomendados… todo eso suena técnico, pero al final se traduce en una cosa muy simple: salud y longevidad. En este artículo vamos a desgranar qué tipo de agua es más saludable —grifo, embotellada o filtrada—, qué pasa con los microplásticos y cómo influyen el pH y los minerales en el cuerpo.
Hace unos años, durante un viaje por Galicia, probé el agua directamente de una fuente natural. Tenía ese sabor mineral tan ligero, casi dulce. A la vuelta a Madrid, abrí el grifo… y la diferencia fue abismal. Fue el inicio de mi obsesión por saber de verdad qué estaba bebiendo. Tal vez te ha pasado lo mismo: notas que el agua del grifo cambia según la ciudad, el filtro parece mágicamente resolverlo todo, o las botellas “premium” prometen pureza milagrosa. Pero ¿qué hay de verdad detrás?
El dilema del agua: entre la calidad y la percepción
La mayoría de la gente elige el tipo de agua más por costumbre que por conocimiento. Un estudio de AGU Publications (2022) mostró que las actitudes hacia el agua embotellada y del grifo están marcadas más por el sesgo mental que por diferencias objetivas en calidad. De hecho, gran parte del agua embotellada proviene de fuentes municipales filtradas, y el control del agua del grifo es, en Europa, mucho más estricto y continuo que el de la mayoría de las marcas privadas (PMC 2009).
Sin embargo, hay matices. En las tuberías antiguas pueden desprenderse partículas metálicas, y en algunas zonas el sabor a cloro o la dureza excesiva (mucho calcio y magnesio) pueden modificar no solo el gusto, sino la calidad final. Ahí entra el papel de los filtros domésticos, un terreno donde conviven la evidencia científica y el marketing optimista.
Los microplásticos: el nuevo enemigo invisible
El término “microplásticos” se cuela cada vez más en estudios de salud ambiental, y con razón. Son fragmentos inferiores a 5 milímetros que terminan en el agua potable —y, al final, en nosotros—. Según un análisis reciente en Frontiers in Microbiology (2024), el contenido bacteriano y la presencia de partículas sintéticas es mayor en las aguas embotelladas en plástico que en las envasadas en vidrio. Se detectaron hasta 100 partículas microplásticas por litro en botellas de PET, frente a 10–20 por litro en el agua de grifo convencional.
Aunque aún no se sabe con exactitud qué daño producen a largo plazo, los microplásticos pueden transportar compuestos químicos y microorganismos adheridos, alterando potencialmente el equilibrio de nuestra microbiota intestinal. No es alarmismo, es realidad: ya están ahí, y no se eliminan con hervir el agua ni con la mayoría de filtros baratos.
El pH y los minerales: los silenciosos reguladores del cuerpo
Cuántas veces habrás visto el supuesto “pH 9.5 alcalino” como reclamo comercial. El pH del agua mide su acidez o alcalinidad, en una escala de 0 a 14. El cuerpo, sin embargo, mantiene su sangre en torno a un pH de 7.4 pase lo que pase. beber agua ligeramente alcalina (pH entre 7.5 y 8.5) puede ser más agradable al paladar y, en ciertos casos, neutralizar parte del ácido gástrico, pero no “cura” ni “desintoxica” como dicen algunos anuncios.
En el caso de la longevidad, lo que sí importa es el contenido mineral. Las aguas con calcio, magnesio y bicarbonatos naturales favorecen la salud ósea y muscular, siempre que no tengan exceso de sodio. En ese sentido, algunas aguas de grifo en Europa son excepcionalmente equilibradas: por ejemplo, el agua de Madrid tiene cerca de 20 mg/L de calcio y 10 mg/L de magnesio, cifras moderadas pero adecuadas para consumo diario.
Filtros domésticos: aliados, pero con condiciones
El filtro no es una varita mágica, aunque lo parezca. Depende del tipo: los de carbón activado reducen cloro, compuestos orgánicos y mejoran el sabor, pero dejan pasar muchos microplásticos. Los de ósmosis inversa, en cambio, eliminan hasta el 99 % de impurezas, incluidos metales pesados y partículas microplásticas, a costa de perder también minerales esenciales y generar cierto desperdicio de agua. Según Nature (2018), los filtros domésticos pueden convertirse en focos microbianos si no se cambian con regularidad, pues las membranas facilitan el crecimiento bacteriano con el tiempo.
Yo mismo probé un filtro de ósmosis hace tres años. Al principio, era una maravilla: el agua sabía ligera, limpia, casi “cristalina”. Pero al cabo de meses, sin cambio de cartuchos, noté olor y un extraño sabor metálico. Era la señal: los filtros, si no se mantienen, pueden ser incluso peores que no usarlos. Aprendí que no basta con tener el dispositivo; hay que cuidarlo y reemplazarlo como toca.

Comparativa práctica: ¿qué tipo de agua es más saludable?
La siguiente tabla resume los aspectos más relevantes entre agua de grifo, embotellada y filtrada, considerando microplásticos, pH, minerales y mantenimiento.
| Tipo de agua | Microplásticos* | pH promedio | Contenido mineral | Mantenimiento / Coste |
|---|---|---|---|---|
| Agua del grifo | Bajo–moderado (10–30 part./L) | 7.0–8.0 | Depende de la zona; en general equilibrado | Mínimo (coste medio: 0,002 €/L) |
| Agua embotellada | Moderado–alto (hasta 100 part./L en plástico) | 6.8–8.5 | Variable, algunas muy ricas en minerales | Alto (0,30–1,00 €/L, residuo plástico) |
| Agua filtrada (ósmosis / carbón) | Muy bajo (según filtro y mantenimiento) | 6.5–8.0 | Puede reducirse demasiado si se filtra en exceso | Medio (coste anual 60–120 € en recambios) |
*Rangos aproximados según estudios de Frontiers in Microbiology (2024).
Lo que dicen las cifras y lo que uno siente
Si nos atenemos solo a los números, el agua filtrada con buena manutención parece la opción más saludable: se reduce la carga microplástica, mejora el sabor y se eliminan contaminantes. Pero en la práctica hay que valorar el contexto. No todos pueden instalar un sistema de ósmosis, ni todos los filtros son iguales. El agua embotellada, aunque conveniente, supone un enorme impacto ambiental y un coste económico sostenido. Mientras que el agua del grifo —cuando las redes están bien mantenidas— probablemente sea lo más equilibrado.
He probado todas. En viajes, a veces inevitablemente acabo comprando botellas. En casa, elijo grifo filtrado con carbón activo, y de vez en cuando analizo el agua con kits caseros (que cuestan menos de 30 € online) para medir nitratos y dureza. Es un pequeño ritual de control, quizá un poco obsesivo, pero útil para la tranquilidad.
Conclusión: el agua y la longevidad como decisiones conscientes
Al final, responder a la pregunta “qué tipo de agua es más saludable: grifo, embotellada o filtrada” no es tan simple como señalar una ganadora. Todo depende del lugar, la fuente y el cuidado que pongas en mantener la pureza. El grifo ofrece seguridad y coste mínimo; la embotellada, comodidad; la filtrada, control y personalización.
Desde la perspectiva de la longevidad, lo ideal es combinar salud y sostenibilidad: beber agua de grifo con buen sistema de filtrado y un pH equilibrado, evitando plásticos siempre que se pueda, es una práctica realista y responsable. Personalmente, creo que entender lo que bebes es una forma más de cuidar la vida. Y aunque aún falte evidencia definitiva sobre los efectos de los microplásticos o la alcalinidad, elegir conscientemente ya marca la diferencia.
Ahora te lanzo la pregunta: ¿qué agua eliges tú para cuidar tu cuerpo y tu futuro? Tal vez sea hora de mirar más de cerca el vaso que tenemos cada día entre las manos.
¿Es más saludable el agua del grifo o la embotellada?
El agua del grifo en España es segura y está más regulada que la embotellada. Sin embargo, puede contener cloro y microplásticos de las tuberías. La embotellada tiene mejor sabor pero mayor impacto ambiental y puede contener microplásticos del envase.
¿Qué ventajas tiene el agua filtrada?
El agua filtrada reduce cloro, metales pesados y microplásticos manteniendo minerales beneficiosos. Es más económica que la embotellada y más ecológica. Los filtros de carbón activado y ósmosis inversa son los más efectivos.
¿Qué pH debe tener el agua para ser saludable?
El pH óptimo del agua para consumo humano está entre 7 y 8.5. Un pH ligeramente alcalino (7.5-8.5) puede tener beneficios para la salud, mientras que un pH ácido (<7) puede ser perjudicial a largo plazo.
¿Qué minerales debe contener el agua saludable?
El agua saludable debe contener niveles equilibrados de calcio, magnesio, potasio y bicarbonatos. La presencia de estos minerales mejora su sabor y aporta beneficios nutricionales. El agua desmineralizada no es recomendable para consumo regular.
¿Cuáles son los mejores filtros de agua para casa?
Los mejores filtros son los de carbón activado con bloque de carbono y los sistemas de ósmosis inversa con remineralización. Los filtros de jarra son una opción económica pero menos efectiva. Es importante cambiar los filtros según las recomendaciones del fabricante.